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Isabel una novia con vestido de Rubén Hernández inspirado en Carmina Ordoñez.



La boda de Isabel y Eduardo se celebró el 14 de diciembre de 2019 en Cuevas del Almanzora (Almería) pueblo natal de la novia. La fecha no fue elegida al azar, como ella misma me cuenta "nací ese mes. Creo que es un mes de alegría, de celebraciones, de luz". Pero es que además su gran sueño comenzó un 28 de diciembre en Trocadero, cuando Eduardo le pidió matrimonio. "Apenas aterrizamos y sin que nuestros padres aún supieran la gran noticia, llamé al restaurante para ver si estaba disponible la fecha que habíamos pensado". Y sin duda no podía ser en otro mes, puesto que diciembre está marcado en rojo en el calendario particular de la pareja.



Desde ese momento empezó a planear su boda "tenía claro que habría muchas luces y los colores característicos de la navidad: burdeos y mucho verde". Isabel es una apasionada del mundo nupcial y todo lo que éste conlleva, por lo que en redes sociales ya seguía de antemano al que sería el diseñador de su vestido Rubén Hernández. "Ahí podía ver más de cerca sus creaciones, a cada cual más bonita. Con el tiempo me hizo ver que él sería quien me vestiría en mi gran día".

No sabía al cien por cien como quería que fuese su vestido de novia, tenía demasiadas ideas y muchas de ellas incompatibles entre sí. “Con mi look nupcial quería reflejar sencillez, pero a la vez elegancia. Algo distinto pero adecuado al tipo de boda que iba a llevar a cabo. Si tenía claro lo que quería llevar en la cabeza, me gustaba ir velada y los vestidos con mucha cola". Pero todo dependía del diseño.


Me relata que recuerda como si de hoy se tratara la primera visita que hizo al atelier del diseñador alicantino junto a su madre. "Yo me quedé boquiabierta al ver todos los vestidos y tejidos. Cuando vi a Rubén me impresionó, por fin lo tenía delante. Desde el primer momento nos transmitió mucho, es amable, simpático, claro y directo. Hablamos un poco y una de sus primeras preguntas fue: ¿llevas idea de algo? Mi respuesta fue,

“ no”. Quería ver que veía en mí."



Mientras el diseñador bocetaba, Isabel le comentó que le gustaba mucho el tocado de Carmina Ordoñez y, que el corte de su vestido también le parecía apropiado y acorde a su estilo. De ahí salieron tres diseños, uno de ellos con claras referencias al de la celebrity sevillana en su enlace con Paquirri en 1973. "Mi madre y yo salimos asombradas, nos transmitió una confianza plena y mucha seguridad, por lo que no dudamos ni un momento en decidir que sería él".


Finalmente y en vistas del diseño elegido, Rubén Hernández consideró hacer dos modelos diferenciados para que ambos cobrasen protagonismo en un momento distinto de la celebración, asegurándose así de que brillase en todo su esplendor durante la ceremonia y que Isabel se sintiese cómoda con un vestido más funcional para bailar toda la noche.


El enlace religioso tuvo lugar en la iglesia del pueblo, un precioso templo con retablo barroco. Para esta ocasión la novia lució su idea principal, un abrigo de corte evasé realizado en micado, con preciosos bordados en seda 100% abotonado longitudinalmente por una hilera de botones entelados en el delantero. Una cola interminable marca de la casa del diseñador, ponía el broche de oro a este diseño de ensueño, al que Isabel acompañó con un tocado en forma de tiara de tela de Imasi Tocados y un velo de tul que salía de la misma. Moño bajo y maquillaje sutil obra de las Hermanas Cano.


Para el primer look escogió unos pendientes que fueron el regalo de sus suegros en la pedida de mano. Estaban totalmente personalizados y, su diseño era de un brillante central rodeado de otros más pequeños realizados por Verajoya. La misma joyería en la que su marido encargó su anillo de pedida, un solitario precioso que también llevó junto a un cinquillo regalo de su abuela materna. "Me hizo sentirla más cerca".



Otra de las joyas con gran valor sentimental, fue una pulsera muy discreta y elegante con un infinito de brillantes. “Hasta el infinito y más allá” ese fue el mensaje que quiso que no olvidase una de sus grandes amigas.


Para ese día tenía muy claro que quería un perfume especial y dos de sus amigas le regalaron ”libre” de Yves Saint Laurent. Los zapatos fueron realizados a medida por Salo Madrid unos stilleto con lazo zapatero en terciopelo gris.



"El ramo de novia era más que especial, inspirado en la navidad, la temática de la boda y elaborado por las magníficas manos de mi madre, toda una suerte". En el ramo llevaba un lazo de terciopelo burdeos que le regaló Ana, una amiga muy importante para Isabel que conoció cuando preparaba las oposiciones de magisterio. De ese lazo colgaban dos medallas: una de la Virgen del Saliente y otra que decía “Siempre juntas”.


En la misma mano, junto al ramo, llevaba un pañuelo hecho de encaje de bolillos por su suegra y personalizado con sus iniciales.



El cortejo de pajes estaba compuesto por muchas personitas muy importantes para los novios, vestidos todos iguales con trajes confeccionados por Marta Ussia. Unos diseños muy originales y navideños con que los pequeños cautivaron a los asistentes,



Isabel entró del brazo de su padre a la iglesia mientras sonaba el "Canon in D" de Johann Pachelbel, interpretado por el Orfeón Tomás Luis de Victoria. Sin duda un momento que recuerda con gran emoción. Ver a Eduardo en el altar y caminar hacia él, sigue siendo a día de hoy un recuerdo imborrable para ella. Como también el esperado ¡Sí quiero! que los unía para siempre ante Dios en la promesa de un amor inquebrantable.



Después de la misa, los novios se dirigieron al restaurante en un coche antiguo, chiquitín y muy pintón. La entrada al mismo estaba decoraba con un pasillo lleno de luces que le confirió al espacio un ambiente muy acogedor y navideño, temática principal de la boda.



Para el baile, Isabel se cambió de vestido. Este segundo diseño de Rubén Hernández era más ligero, de corte sirena y confeccionado en crep con un gran escote cuadrado en la espalda, manga larga con puños de visón y una pequeña cola.


Lo acompañó de unos pendientes de Rubí con brillantes, también realizados por joyería Verajoya, regalo de sus padres y unas sandalias hechas a medida por Salo Madrid en terciopelo burdeos.



En resumidas cuentas y como dice ella "Rubén Hernández hizo magia, o más bien, como pone en su atelier: es un creador de sueños”. Fue la novia que siempre quiso ser y lo más bonito de todo es que a posteriori cuando le preguntas si cambiaría algo de su vestido, su respuesta es sincera y contundente: "por supuesto que no, estoy enamorada de él desde la primera prueba".

He de confesarte Isa que yo también.


Gracias por tu generosidad y que seáis felices siempre.

Laura Valle.


Proveedores:

Vestidos: Rubén Hernández

Peluquería y Maquillaje: Hermanas Cano

Manicura y pedicura: Shana Nails & Beauty

Tocado: Imasi Tocados

Joyas: Verajoya

Zapatos: Salo Madrid

Fotografía: Luis Giménez

Decoración y flores: Eventos Anais y Hortiflor.


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