En estos tiempos que corren, hemos valorado más que nunca la unidad familiar. Pasar tiempo juntos, celebrar, compartir y generar recuerdos en casa con nuestros seres queridos, nos ha ayudado a darnos cuenta de que muchas veces pasamos por alto hacer más hincapié en lo cotidiano. Por ello, siento que este evento del que vengo a hablaros hoy es muy especial.
La pedida de mano es una tradición que se remonta a la época romana, cuando el novio solicitaba al padre el "manus" de su hija para poder casarse con ella y formar así una familia. Que éste aceptase o no, dependía entre otras cosas de la posición social y los bienes materiales de los que dispusiera el pretendiente. Si la solicitud era aceptada, por el poder que tenía el padre sobre su hija, se la concedía al hombre y desde ese momento ambos pasaban a ser esponsales (prometidos). El enlace era costeado por los padres de la novia y se entendía como una despedida, puesto que desde ese momento formaba parte de la familia del esposo.
A día de hoy, esta celebración se realiza después de que el novio le haya pedido matrimonio a su novia. Es un acto familiar en el que se anuncia el compromiso de manera oficial y conjunta. Los invitados son los padres y hermanos de los novios, también se pueden unir los abuelos de ambos, se trata de compartir un día con las personas más importantes en la vida de los futuros contrayentes y que éstos se conozcan entre sí. La fecha se establece entre los 6 a los 3 meses antes de la boda.
Se suele realizar en la casa de los padres de la prometida (siendo la opción más tradicional) pero es algo que variará dependiendo de cada caso. Otras opciones pueden ser alquilar un salón reservado en un restaurante u hotel que os guste, celebrarlo en la casa de campo de algún amigo o familiar, un club o incluso en una bodega para aprovechar la ocasión y hacer la cata del vino que se degustará el día del enlace.
Este evento es un preámbulo de uno de los días más felices que compartiréis juntos. Se debe elaborar un buen discurso por parte de la pareja para sorprender a los presentes y hacer que el evento cobre el significado que requiere. Se trata de ensalzar el amor y a su vez hacer sentir especiales a sus familiares para pasar una velada agradable. El novio debe pedir la mano de la novia de una forma elaborada y bonita, con la tranquilidad que da saber que no habrá un no por respuesta. Además los padres de ambos, podrán ofrecer sendos brindis por la felicidad y prosperidad del matrimonio de la pareja.
La etiqueta ha de ser formal, los novios deben destacar, un vestido elegante de cóctel para ella y traje oscuro para él, es lo más acertado. El resto de los invitados se adecuarán a las pautas de dress code que los novios indiquen. El menú variará en función de vuestros gustos pero suele constar de diferentes entrantes y 3 platos: primero, segundo y postre. Lo determinará sobre todo, la hora elegida para hacer dicha celebración, si se trata de una cena ésta puede ser más ligera y sería suficiente con unos entremeses, un principal y un postre. Mi consejo es que siempre contéis con la ayuda de un catering, ya que así, podréis disfrutar mejor del momento.
Este día se intercambian dos regalos: una joya por parte de la familia de él a la futura esposa y un reloj o gemelos al esposo por parte de la familia de ella. Dichos obsequios suelen lucirse el día de la boda.
Además, es tradición que la futura esposa reciba flores en su casa el día de antes y la mañana de la pedida, tanto del novio, como de sus amigos y familiares más queridos. El ramo del prometido ha de ser el más especial, es costumbre que esté compuesto de rosas blancas debido a su significado y elegancia, pero cualquier guiño a los gustos de la novia siempre será la elección perfecta.
Posteriormente a la comida o cena íntima, se puede hacer una invitación extensible a primos, tíos y amigos importantes de la pareja con los que quieran compartir este día especial (como pueden ser los testigos), para pasar a una fiesta, en la que los prometidos seguirán siendo el foco de atención.
Mi consejo personal es que contéis con un fotógrafo que os deje estos momentos capturados con mimo para el recuerdo. Sin duda este día es especial por muchos motivos y debéis disfrutarlo tanto como el día de la boda, será un complemento perfecto para compartir la felicidad e ilusión por los preparativos con los vuestros y el pistoletazo de salida para lo que está por venir!
Laura Valle.
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