El rito de la velación nupcial toma su nombre del latín velatio, que se traduce como la acción de tapar con un velo. Consistía en una ceremonia religiosa católica, que se realizaba después de la misa de bodas y se conocía como misa de velaciones. Se celebraba inmediatamente después de la primera y su finalidad era la de que la pareja recién casada recibiese una bendición, para que tanto ellos, como su descendencia viviesen bajo los preceptos de la fe cristiana y alcanzasen así la vida eterna.
El actual ritual del matrimonio se basa en textos adaptados procedentes de la liturgia hispano-mozárabe, en los que se incluían los ritos de unión. Entre ellos la entrega de arras que ha sido modificada. Originariamente sólo era el marido quien hacía la entrega de éstas a su esposa y, hoy en día, son ambos esposos los que se intercambian las arras el uno al otro. Por consiguiente, también se mantuvo el rito de la velación ya que, históricamente se celebraban conjuntamente por el arraigo que tenían entre los fieles españoles y como símbolo de la unión indisoluble que significa el sacramento.
En el presente, vemos que la entrega de arras si que se ha consolidado en la ceremonia del matrimonio cristiano español y, por ende, se ve como parte intrínseca de la formula del mismo. En cambio la velación, se contempla como algo completamente opcional.
De querer celebrarse, se realiza después del Padre Nuestro y se lleva acabo por parte de los padrinos de velación. Para poder serlo, la Iglesia Católica les exigirá que estén casados por la misma, ya que deben predicar con el ejemplo. Su misión es velar siempre por los novios y apoyar su matrimonio. Estos padrinos suelen ser una pareja cuya relación es estable y duradera o en su defecto, a mi me gusta la idea de nombrar a la madre de la novia y el padre del novio (en caso de que estos no sean elegidos padrinos de la boda y lo sean sus cónyuges) para que vivan un momento especial con sus hijos. Cuando los esposos se arrodillen, ellos les colocarán el velo a él por encima de los hombros y a ella cubriéndole la cabeza, como símbolo de respaldo a sus promesas.
Seguidamente y para concluir el sacerdote les dará la bendición a los novios:
"Oh Dios, que con tu poder creaste todo de la nada, y, desde el comienzo de la creación, hiciste al hombre a tu imagen y le diste la ayuda inseparable de la mujer, de modo que ya no fuesen dos sino una sola carne, enseñándonos que nunca será lícito separar lo que quisiste fuera una sola cosa.
Oh Dios, que consagraste la alianza matrimonial con un gran misterio y has querido prefigurar en el Matrimonio la unión de Cristo con la Iglesia.
Oh Dios, que unes la mujer al varón y otorgas a esta unión, establecida desde el principio, la única bendición que no fue abolida ni por la pena del pecado original, ni por el castigo del diluvio.
Mira con bondad a estos hijos tuyos que unidos en Matrimonio, piden ser fortalecidos con tu bendición: Envía sobre ellos la gracia del Espíritu Santo, para que tu amor derramado en sus corazones, los haga permanecer fieles en la alianza conyugal. Abunde en tu hija N. el don del amor y de la paz, e imite los ejemplos de las santas mujeres, cuyas alabanzas proclama la Escritura. Confíe en ella el corazón de N., su esposo, teniéndola por copartícipe y coheredera de una misma gracia y una misma vida, la respete y ame siempre como Cristo ama a su Iglesia.
Y ahora, Señor, te pedimos también que estos hijos tuyos permanezcan en la fe y amen tus preceptos; que, unidos en Matrimonio, sean ejemplo por la integridad de sus costumbres; y, fortalecidos por el poder del Evangelio, manifiesten a todos el testimonio de Cristo; que su unión sea fecunda, sean padres de probada virtud, vean ambos los hijos de sus hijos, y, después de una feliz ancianidad, lleguen a la vida de los bienaventurados en el reino celestial.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén"
Este rito no puede celebrarse en determinadas fechas: Fieles Difuntos, entre el primer Domingo de Adviento y el día de Navidad inclusive y desde el miércoles de Ceniza hasta el Domingo de Pascua, en domingo ni demás fiestas de precepto.
Otra cosa muy importante a tener en cuenta es el velo o el paño que se utiliza. Lo más común es ver que este rito se realiza con una mantilla o velo antiguo (por cuestiones estéticas y querencias familiares) pero esto no es lo correcto y por ello, hay sacerdotes que no permiten que se imparta la bendición si no es con el velo específico. Lo que realmente debe utilizarse es un paño confeccionado para la ocasión, blanco y con dos franjas rojas longitudinales, lo suficientemente ancho para que cubra los hombros del varón y la cabeza de la mujer. No es algo fácil de encontrar pero puede que el sacerdote de tu iglesia tenga alguno o sepa dónde conseguirlo. Si aun así tienes una mantilla muy especial y quieres utilizarla lo suyo es que lo hables antes con el oficiante para cerciorarte de que no te va a suponer ningún problema ¡Mejor evitar disgustos de última hora!
Como curiosidad os diré que hay variantes de este rito según el país de que se trate. En algunas partes de Italia y en Francia se sostiene el velo sobre los dos novios. En algunos sitios el velo lleva nudos, quizá representando la unión matrimonial. En otros, se encienden dos velas al momento de la velación y permanecen una al lado de la novia, la otra al lado del novio, hasta concluir la liturgia.
Espero haberos sido de ayuda.
Laura Valle.
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